martes, 16 de junio de 2015

Cuando Llega la Demanda

Las demandas a las que me refiero son un poco raras. Llegan en el momento que menos te lo imaginás y se convierten en algo irresistible a lo que tenés que responder casi compulsivamente.

Son mucho más comunes de lo que creés, lo que pasa es que no nos damos cuenta, no las registramos. Pasan desapercibidas para los demás. Y los que la sienten de manera directa, generalmente tampoco la identifican.

Son las demandas de ternura.

Las que te dicen que te llegó el momento de despedir. Las que te exigen que lo hagas con dulzura. Las que te obligan a dejar tu pena atrás, a quedarte vos atrás. Las que te dicen que ese perrito que llegó a tus manos, y no por casualidad como te pareció, tiene que partir. Y que vos sos la destinada a decirle adios.

Andrea encontró a su vieja asi, por casualidad. Ella salia y la vio caminar, dubitativa, insegura. Se dió cuenta que estaba ciega, y como es experta , supo que era una vieja. Andrea cree que fue por su propia voluntad que decidió, contra toda capacidad posible, que lo mismo se la llevaba a su casa. No lo decidió sola, casualmente. Ni siquiera fue por su incondicional amor por los perros especialmente los desprotegidos.

Fue la demanda.

Lucy

La viejita se llamaba Lucy,pero Andrea no lo sabía. Ignoraba que tenía dueños, dos ancianos tan vulnerables como ella. Lejanos, a muchas cuadras de donde apareció deambulando. Y le puso Suky, cacofónicamente muy parecido. Como si Lucy se lo hubiera dicho en algún momento y Andrea no la hubiera escuchado bien.

Andrea le encontró un hogar más que bonito a la viejita Lucy. Y todo iba de maravillas . Pero en días la perrita se descompensó. Nada en particular, ninguna enfermedad. Lucy simplemente estaba cumpliendo el ciclo de su vida. Y era necesario cumplirlo con Andrea a su lado.

¿Te das cuenta que no era Andrea? ¿Te das cuenta que no era Lucy? Era la demanda.

Porque Andrea corrió a Rivadavia, donde estaba el hogar adoptivo, y se la trajo a su casa. Derecho al vete, a ver qué le pasaba. Y con las horas, la pena la invadía, la impotencia y el dolor que quien se da cuenta que la despedida es inminente. Es que las demandas son raras...Te exigen la ternura con un poco de crueldad. Te piden mucho. Te piden que olvides tu dolor, y que nazca de tu alma la ternura.

Son misteriosas estas demandas, especialmente, porque logran su cometido. Y nunca podés decirles que no, nunca podés escapar de ellas. Y cuando te das por vencida, fluye tu ternura.

Andrea le hizo una cucha suave y tibia junto a su cama anoche. Con su mano extendida sólo la dejó de acariciar cuando la venció el sueño. Lucy de vez en cuando abría sus ojitos y la miraba. Lucy se iba llenando de ternura. Lucy partía...partía dulcemente.

 A las seis de la mañana, Lucy murió.

Y aquí quedó Andrea...con ese vacío enorme, con esa tristeza que no quiere salir, que se queda encerrada en el pecho convertida en angustia. Desorientada, con soledad de Lucy, Como si no entendiera. Como si no aceptara. Andrea frente a la muerte.

Se había ido la viejita. 
Se había desvanecido la demanda.

Yo he presenciado antes a la demanda en acción. La pude ver en Romina, cuando despidió a su Esperanza. Yo sé lo sobrecogedora que es. Lo cruel, lo exigente. Lo brutal. Y he visto como arranca lo que es necesario, he visto como estas mujeres  se resisten pero finalmente se florecen en ternura. Como quien emerge de un negro pozo y se convierte en burbujas de colores suaves y brillantes.

No te enojes con la demanda si algún día se mete en tu vida y presiona con rigor. No te resistas. Cumpliendo su misión, te elige. Tiene que encontrarte para que lo despidas. Para que muera acompañado y en paz. Para que su dolor se mitigue. Para que parta dulcemente. Y cuando te encuentra, todo adquiere sentido, porque al atraparte, se asegura la ternura de la despedida.

Y cuando todo haya pasado, cuando estés inmersa en ese vacío inexplicable, dejalos  ir a los dos con gracia y amor en tu corazón: a tu perrito y a su demanda. Tu misión ha sido cumplida, una misión que casi te diría, no es de este mundo.

Cuando llega la demanda, el Destino te ha enviado un mensaje.




Apoyá nuestra página en Facebook. La difusión encuentra las ayudas.

sábado, 11 de octubre de 2014

Funciona


Este negro de pelo abundante y con gran brillo, soy yo. Me llamo Rabito. Y para poder posar para esta foto, tuvieron que pasar muchas cosas. Entre ellas, muchas cosas malas. Pero creeme...: FUNCIONA.

Debo haber nacido en Lavalle, porque allí es donde me encontró Gisella. Estaba muriendo. De sarna y desnutrición severa. Deambulando, cada vez más lentamente. La debilidad iba ganando la batalla, la apatía se había adueñado de mi ser. Mi única esperanza: morir.

Así me encontraron
En este estado me conoció Gisella. Una joven a quien nunca había visto en mi vida. No le presté mucha atención porque para serte sincero, ya casi nada me llamaba la atención.

Estaba tan feo que la gente en su mayoría me miraba hasta con desprecio, como si no pudieran distinguir la enfermedad en mi, como si el aspecto desagradable fuera mi culpa. Muchos se esforzaban en sacarme corriendo, evitando que me acerque.

Pero Gisella se plantó, tomó su teléfono, me sacó una foto, me hizo unos cariños y algo se empezó a mover.

Porque cuando un ser humano se detiene para ayudar a otro ser doliente, se abre un camino que antes no existía, y tu futuro se escribe con letras de vida y de esperanza. Creeme que FUNCIONA.

Rabito entonces dejó el anonimato.

Gisella me ayudaba y buscaba ayuda para mi. ¿Y quien podría dudar que la encontraría? No se tardó la gente del Refugio Angeles de Cuatro Patas de reclamarme. Como si fuera algo tan bonito. Y partí para su refugio.

Con Beatriz en el Refugio
En el Refugio Angeles de Cuatro Patas hay muchos perros. Posiblemente más de lo que convendría a ojos de cualquier experto de afuera, de esos que siempre opinan. Pero eso no fue un obstáculo para mi.  Allí llegué un dia de julio y aqui estoy ahora.

Dicen esos expertos sabiondos, ésos que deberían tener mucho conocimiento de lo que hablan, en tanto son profesionales; dicen que los refugios no son cosa buena.

Que los perros allí no nos socializamos y por ello no somos adoptables, que nadie puede recuperarse en esos lugares, que no solucionan nada, que no sirven. Que las proteccionistas que se consagran a ello, trabajan en vano y les quieren hacer creer a ellos, los expertos, que las cosas son diferentes.

Yo soy Rabito. Y no te quiero hacer creer nada. Sólo quiero que veas en este recorrido, de dónde vengo. Dónde estuve, antes de llegar a la foto del inicio. Y quiero que me digas, si estas cosas, suceden solas.

Superé una sarna espeluznante, superé una desnutrición severa. Volví a surgir de entre las cenizas. Y a medida que cada pelo nuevo crecía, a medida que mis costillas se ocultaban bajo ese pelaje que nacía, yo empecé a conocer el amor.

Tanto Gisella al principio de éste, mi recorrido hacia la vida, como la gente del Refugio Ángeles de Cuatro Patas, se ocuparon de mi con sus propios recursos y con las ayudas de personas como vos, que con el corazón en la mano, se apiadaron de mi. 

Ayuda oficial: cero. Pero creéme: lo mismo FUNCIONA.

Y no acepto que alguien diga que soy un caso aislado. Yo soy un caso testigo, que es diferente. Porque perritos como yo, se rescatan todos los días en Mendoza. Se curan y se rehabilitan en cantidad de cientos al mismo tiempo. En cada refugio, en cada hogar transitorio. Como hormiguitas laboriosas, cientos de protectoras tienen en sus lugares a un perrito como yo. Costeando los gastos, curando, amando.

Y mientras los sabelotodos con título no encuentran otra salida que la eutanasia o las perreras, las hormiguitas obreras, siguen recorriendo en invisible fila ordenada, el camino que ellas mismas nos inventan, el camino hacia la vida.

Llevan a cuestas un gran peso, siempre superior a sus reales posibilidades. Sin embargo no se detienen, y la fila, cada vez es más y más larga.

Vos ya viste mi foto al principio. Ya sabés en el hermoso perro en que me he convertido. Ya podés adoptarme si querés, y te llevas una estrella.

Pero por sobre todas las cosas, y por si no lo sabías o si por ahi las fuerzas te andan flaqueando y pensás que luchás contra un monstruo demasiado poderoso, yo te lo vuelvo a repetir:

FUNCIONA.




Apoyá nuestra página en Facebook. La difusión encuentra las ayudas.

viernes, 1 de agosto de 2014

Tic Tac


La Vida es impredecible y suele adoptar diversas formas constantemente. A veces la Vida toma la forma de un reloj. Sus agujas, más rápidas o más lentas, arrancan el recorrido e invariablemente vuelven al mismo lugar. Una y otra vez. Ese es su destino.

Este milagro que nos ocupa, tomó la forma de reloj y puso a la misma Vida, en su lugar.

Peludo es una cosa preciosa que nació callejero. No pasó mucho tiempo hasta que Pili y Laura le echaran el ojo y en poco tiempo Peludo pasó a ser uno de los tres habitantes de una cucha de material que le construyeron a la entrada del barrio. Peludo siguió callejeando mientras le buscaban frenéticamente un hogar adoptivo para que dejara las calles. Pero siempre bajo la atenta mirada de estas dos locas lindas a quien la Vida convertida en reloj, iba a sorprender.

Peludo
Pili se enamoró de su Peludo. Mirá su foto y decime si no es para enamorarse perdidamente de él.

Hace diez meses, justo después de que muriera su perrito amigo, Peludo desapareció.

La búsqueda se fue convirtiendo en desesperación hasta que el tiempo borró toda esperanza posible. El reloj avanzaba una y otra vez en su recorrido, indiferente, impiadoso. La vida continuaba. Y Peludo ya no estaba.

¿Has buscado alguna vez un perro perdido? Es enloquecedor. Vas en tu recorrido pensando que a su vez él también se está moviendo. Que a lo mejor en lugar de acercarte, te estás alejando. Ves uno a la distancia y ya te late el corazón a mil pensando que tal vez sea él. Le preguntás a todo el mundo por un perrito así y asá y todos te responden que no, no señora, no lo hemos visto. Lo llamás, una y otra vez fantaseando que va a oir tu voz y va a aparecer. Pasás dias mirando para todos lados mientras hacés tus actividades habituales. Cuando llega la noche y hace frío, no podés pensar en otra cosa que no sea dónde estarás,amigo, donde estarás. Y asi.

Hasta que el tiempo te gana. Y dejás de buscarlo.

Pero sin pensarlo, un día, la Vida se convierte en agujas de un reloj.  Y aunque quiera seguir hacia adelante imperturbable, soberbia como es ella, la dueña de nuestros días; la agujita llega abajo y sube otra vez hacia el punto de partida.

Es cuando, después de diez meses, Pili llega en su auto, a un lugar muy lejos de su barrio. En la otra punta del Gran Mendoza. Es cuando con curiosidad, ve que un cuatro patas con pelos corre directo hacia ella. No lo distingue, pero ella es bichera, asi que le presta atención. 

Peludo corre y corre sin pensar. No quiere perderla de vista, quiere llegar rápido. Peludo sabe que esa es Pili, que después de casi un año de tormentas y naufragios en una calle impiadosa, está llegando a su puerto. La aguja del reloj se acerca a su punto de partida.

Y es cuando Pili no puede creer lo que ven sus ojos. Y es cuando él llega a sus brazos. Y ahí si que no lo puede ni ver. Sus lágrimas se lo están impidiendo.

Pili ha encontrado a su Peludo.

Las tres agujas del reloj en que se convirtió la Vida misma, están alineadas y se han aquietado. El abrazo de Peludo y Pili parece haber detenido hasta al mismo Tiempo. 

Se ha producido...un pequeño milagro.





Apoyá nuestra página en Facebook. La difusión encuentra las ayudas.

jueves, 27 de febrero de 2014

Protectoras y Protegidos

El trabajo de las proteccionistas en general, y de las mendocinas en particular, es muy silencioso, está poco reconocido y necesita ayuda urgente. Componen una extraña red conformada por cientos de personas que de forma individual, en pequeños grupos, formales o informales, confluyen principalmente a través de la red y van diseminando su labor. Con una constancia formidable, teniendo en cuenta los obstáculos a los que se enfrentan.

Se llega a esta red de pura casualidad . No tienen ninguna difusión institucional ni de otro tipo que permita visualizarlas mas para con ello, poder entender el alcance de su voluntariado y así poder colaborar.

Fuente: www.taringa.net
Para conocer su trabajo en su total dimensión, tenés que conocer sus Pequeños Milagros. Esos "Antes" y "Después" que cada una logra por su cuenta, a fuerza de pulmón con la escasa ayuda de amigos y allegados y algún que otro colaborador que por ahí aparece.

Estas recuperaciones podrán darte una idea clara de dos cosas: quiénes son realmente estas personas y quiénes son esos seres sin voz que logran recuperarse de los peores estados en los que se los rescata, a fuerza de amor y dedicación.

En el Menu Lateral te voy a ir contando historias. De las mas emocionantes, las historias reales. Empezamos con la historia de Marroncita y Nari que es la que ha terminado dando nombre a esta página. Pero esta lista será mas y mas larga, y en poco tiempo. Las rescatistas no se quedan quietas ni un minuto.

Ademas de conmoverte, podés hacer otras dos cosas:

1. Pensar en adoptar alguno de ellos, con la clara idea de que tenés que ser especial como adoptante, considerando la historia de la que  han sido recuperados. Debes cubrir su necesidad de amor y tranquilidad para el resto de sus vidas.

Fuente: www.taringa.net
2. Pensar en colaborar mas activamente con estas actividades , difundiéndolas, entrando a su red ( Menú: Proteccionistas), o aportando medicamentos, alimento, dinero, traslados y por supuesto, tránsito.

Somos muchas las personas que queremos acompañar a nuestras protectoras y son muchos los medios para hacerlo.

Entrá a estas historias de rescate maravillosas y después preguntate si no será que podés hacer mucho mas que avisar cuando ves un perrito en riesgo que te parte el alma.

Somos muchas las personas...pero podemos ser muchas mas.




martes, 21 de enero de 2014

Piki y el Silencio



Piki

No podrás negarme que al ver esta foto, algo te detiene. Navegás despreocupada y te encontrás con ésto. No podés creer la vulnerabilidad, la ternura y la compasión que te produce. Y de ahí no te movés. Pronto te vas a enterar que ésta es una foto del pasado, pronto vas a ver a Piki en la actualidad y te vas a preguntar cómo puede ser que se trate de la misma perrita.

¿Qué pasó por la vida de Piki?
Pasó Vanina.

Yo la conozco a Vanina. Por eso te digo que tampoco es algo tan fácil de explicar. Vanina es compleja. Ella coquetea con el silencio todo el tiempo, y el silencio siempre queda rendido a su pies. En medio de toda una vorágine de opiniones grandilocuentes, sabiondas, gritadas, impuestas...Vanina camina a través de las peripecias del proteccionismo, tan suavemente, que nunca la notás.

Vanina es una especie de ser humano casi etéreo. Es menuda y delgada, habla bajito, sonríe delicadamente, y se pone colorada con mucha facilidad. La mirada la traiciona. A pesar de los suaves ojos claros, esa mirada trasmite como una especie de fortaleza, una seguridad, una determinación; que no se encuentra tan a menudo como desearías.

Piki hoy
Ella tiene muy ocupado su tiempo. Trabaja y estudia. Es una mujer independiente. Realiza operativos de castraciones en lugares impensados, es hogar de tránsito, rescata perritos y además colabora directamente con un merendero un tanto alejado de aquí. No te puedo decir mucho más de Vanina, no creo que le gustaría mucho que la expusiera. Ella prefiere el silencio, ése que se rinde a sus pies.

Pero cuando vos te topás con la foto de Piki, y después ves quién la publicó, sonreís...Porque bien sea que sea una foto vieja como en este caso, bien sea que se trate de una foto actual, si se trata de Vanina, vos sabés que es algo definitivamente temporario. Y sonreís por ese rescatado que tuvo la suerte de caer en manos de alguien que lo va a sacar a flote mientras coquetea con el silencio.

La sencillez de Vanina es lo que la hace compleja. Su preocupación y su solidaridad parecen tan naturales y simples como el agua. Te aconseja, te explica, te enseña como si fuera un arroyito que fluye entre muchos ríos y mares alocados. Sin nunca perder su naturaleza. Como si lo que te trasmite, lo supiera todo el mundo.

En su hogar, donde aloja a los sin dueño que rescata, es donde ella fabrica sus pequeños milagros. Pacientemente y con notable expertiz, cada uno entra a ser parte de una "manada muy feliz" y la recuperación es inevitable. Luego, como hormiguita, publica y publica como una más, hasta dar con el hogar indicado.

Para los que conocemos a Vanina, su silencio es música. 

Vanina no figura. Vanina le escapa a la exposición. No discute on line. No opina públicamente de las actividades de los demás. No se da a conocer. No necesita ser reconocida pero también cierto es, que no tiene el tiempo para buscar ese reconocimiento. Ella siempre está ocupada, siempre está rescatando o ayudando a otros rescatistas. Calladita.

Protección
Y me las imagino a las dos, a Piki y a Vanina frente a frente, arropadas por el silencio. Alineando sus miradas, una prometiendo amor y la otra prometiendo sanación. Una dejando caer las ventanitas de sus ojos aliviada, descansando por fin. La otra acariciando y arrullando la piel yerma y lastimada de la primera. Y me emociono de sólo imaginarlas. Porque sé que fue asi. Porque yo conozco a Vanina.

Vanina es una hermosa mujer que no se percata de su belleza. No se da cuenta. Por eso es tan tímida. Es extraordinario ver como elementos que parecieran antagónicos de unen en tal armonía en una persona. Cómo alguien tan suave puede llegar a trasmitir tanta fortaleza. Yo la he visto estresada, sobrepasada por la preocupación de su Lilica que tiene una enfermedad delicada. He sabido de su frustración de perritos reproduciéndose en áreas que ella casi tenía controladas mediante la castración. Pero sin embargo, algo me dice, que a Vanina no la van a vencer. Ella siempre va a encontrar la manera de seguir caminando hacia sus metas tan bonitas.

Yo, por ejemplo, siempre voy a estar allí para ella. Y se que no soy la única. Si algún día Vanina necesita convertirse en mochila por un tiempito, varios la vamos a cargar con gusto. Estas son las cosas que produce Vanina.

Es el encantamiento de su misterioso silencio. Ése que se rinde a sus pies.










Apoyá nuestra página en Facebook. La difusión encuentra las ayudas.

lunes, 13 de enero de 2014

La Mamadre

Me estoy apropiando de un título de Neruda. "La mamadre" es una de sus poesías más hermosas. Pero no he podido evitar el delito, porque es un poema dedicado a quien lo crió. Nunca pudo decirle madrastra, cuenta este bello chileno, entonces le decía "mamadre".

Valentina, sumando hijos
En una partecita dice: "...la vida te hizo pan, y allí te consumimos" Fue cuando se me vino Valentina a la mente. Valentina convertida en pan con forma de leche de teta que no para de derramarse, para propios y ajenos.

Ella es una callejera del montón que estaba preñada al momento del rescate. El 31 de diciembre, mientras el almanaque paría un nuevo año, Valentina trajo a este mundo siete cachorros hermosos y saludables. Sólo dos días después una integrante del grupo "Por Amor a la Vida" se llenaba de angustia: tenía en sus manos seis bebés recién nacidos cuya madre había muerto en el parto. Y la única manera era alimentarlos artificialmente. ¡Pero es que eran recién nacidos!

Nunca puedo dar en la tecla cuando pienso de qué manera es que se producen estos pequeños milagros. Cómo es que se ordena el caos y todo se dirige a una única dirección de manera tan rápida y perfecta. Ya te darás cuenta de lo que te hablo: Valentina adoptó seis cachorros y su lechigada pasó a ser de trece en un abrir y cerrar de ojos. La vida la hizo pan, y alli la consumen. Y ella no puede distinguir los unos de los otros. Valentina no entendería nunca cuál sería la importancia de la distinción.

Primer plano de nuestra mamadre
Historias como la de ella vemos seguido. Perras y gatas nodrizas que salvan vidas tan vulnerables. Esa generosidad que se ve también en los seres humanos, aunque no tanto, es motivo de alegría para todos nosotros. 

Y como que con el tiempo dejamos de preguntarnos cómo es que ellas lograr integrar tan rápidamente a nuevos miembros a su familia cuando sabemos que las señoras los tienen bien contados desde el momento que nacen. Ni uno más ni uno menos. Ellas saben los hijos que tienen. Por eso a menudo los buscan sin descanso cuando los separamos de su regazo para darlos en adopción o simplemente para tener esa tibieza un ratito en nuestros brazos.

Sin embargo, ella suma. Y se convierte en pan. Aunque sea madrastra...o mejor dicho:  mamadre. Los alimenta, los limpia, los masajea. Uno a uno, multiplicado por trece. Una y otra vez. Suavemente. Como si fuera una ceremonia que sus ancestros cargaron sobre su lomo peludo y que ella ejecuta a la perfección.

El cuadro completo
Pero este pequeño milagro va más allá y a mí eso no se me escapa. En la foto de esta mestiza y sus cachorros, se ve otra cosa. Se ven manos humanas. Ése, es el cuadro completo. Son manos que decidieron que Valentina no podía parir a la interperie y abrieron la puerta de su casa para ella. Con todo el lío de las Fiestas, cuando todos andamos de aquí para allá, las manos de Silvia, al igual que Valentina, no pensaron dos veces, y se convirtieron en mamadres.

Como en definitiva, todas queremos ser un poco mamadres de cada bicho en desgracia que se nos cruza, tenemos ahora la oportunidad de ser parte de la historia de Valentina. Convertirnos en pan como ella, con leche maternizada y mamaderas. Ayudarla en esta tarea de crianza de prole numerosa.

No es que a ella le importe mucho. Valentina seguirá con su misión hasta el fin, llueva o truene. Esa es su naturaleza. Su vida le va en ello. Ella se convierte para ser consumida, mientras el mundo gira y gira indiferente a su alrededor.
".....
y tu humildad ubicua
desgranando
el áspero
cereal de la pobreza
como si hubieras ido
repartiendo
un río de diamantes."

Ella se va convirtiendo de madre en mamadre.

Y todo brilla, todo brilla...



Nota: Mirá a la Mamadre en la peluquería y difundila para adopción. Click Aquí




Apoyá nuestra página en Facebook. La difusión encuentra las ayudas.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Hoy Amo a Facebook

Desde que las redes sociales aparecieron, cambió el panorama en el proteccionismo a nivel global. Miles de pequeñas células de grupos de protectores independientes pudieron entrar al ruedo y desde su lugar, rescatar abandonados sin parar. Facebook se convirtió en el vehículo por excelencia para estar siempre interconectados a través de las publicaciones. Asi es como damos con tránsitos, traslados, donaciones, rescates casi imposibles y finalmente adopciones.

Pero hay muchas veces en que odio al Face. Lo odio porque cada dos por tres, me bloquea. Que si etiqueté mucho, que si no hay que compartir de esa manera, que si sos humano o no sos humano, que si tu perfil no será trucho. Te clavan mínimo 14 días y te detienen, en un segundo, el impulso medio enloquecido que tenés difundiendo ésto y aquéllo. Eso se torna estresante. Cómo podés llegar a tantos como deseas para conseguir este hogar de tránsito o aquella ayuda para la veterinaria que está viendo a la última víctima del maltrato, si Face está soplándote la nuca todo el tiempo, como si fueras un delincuente.


No hay nada que hacer al respecto más que contener la ansiedad y ser lo más discreto posible en la difusión de los post. No sea que el robot te agarre de punto y ya sonaste. Aunque hayas etiquetado a tres personas, te volvió a bloquear. A veces te la disfrutás cuando te pone a prueba y lo vencés. Pero no siempre se puede adivinar nombres de perfiles cuyas fotos son todas de perros y gatos. Y otras veces, ni siquiera te da esa oportunidad.

Vivo renegando con Facebook. Vivo indignada porque no permiten en casos como los nuestros, ampliar la capacidad de difusión. Porque ni soñando van a contestar "humanamente" un reclamo, todo es automático. Vivo desafiándolo. Además de mi perfil, administro con mi amiga, dos FanPages, tengo otro perfil para cuando me bloquean éste, y diseñé una Página Web para contar con otro medio adicional de difusión. Asi y todo, siempre el Face me gana la partida, siempre me frustra en el momento menos indicado.

Pero hoy, 5 de Setiembre de 2013...Hoy, amo a Facebook. 

Porque hoy, un ángel abrazó a Andrea...y eligió a Facebook para hacerlo.

Andrea acude al pedido de ayuda de una vecina por un perrito que está tirado en una acequia. Sin pensarlo lo rescata y se lo lleva a su casa. Primer paso: un buen baño! Y luego a buscar a sus dueños o eventualmente darlo en adopción. Le saca sus fotitos y publica a este bello "galán". Pura rutina de Facebook que compartimos todos. Lo etiqueta rabiosamente, y el Face, como si nada...

Alrededor de las dos de la tarde,  publica con desesperación :  le está dando un ataque de epilepsia a su galan rescatado, y pide ayuda más que urgente.

El ángel sabe que es Homero, sabe que tiene dueños que lo buscan, pero Andrea no. Andrea sólo sabe que su rescatadito está con convulsiones y no puede pensar en otra cosa.

Parte con el perrito en brazos, corriendo hacia la primer veterinaria. Invisible a ojos humanos,el ángel está abrazando a Andrea, con ojos buenos y confiados. Mientras la acompaña, haciendo tal vez más liviano al perrito para que llegue rápido, el ángel entra "online" y activa el Face.

Apenas una hora después Gabu pide precisiones, cree conocer al perrito, cree conocer a sus dueños. Los datos llegan de todos lados, febrilmente, con urgencia. Gabu nos cuenta que se llama Homero y sabe que está en tratamiento. Y a esta altura ya todos sabemos que este pequeñito perdido y enfermo, tiene su vida resuelta. Han compartido 74 personas en tiempo récord. Los mensajes que llevaba el Face han llegado a destino.Todos nos emocionamos. Algunas escriben bendiciones a diestra y siniestra, otras lloriqueamos con una sonrisa emocionada. Los Me Gusta se ubican aquí y allá. Hay comentarios para elegir.

Y ese ángel...ese ángel que abrazó a Andrea todo el tiempo, nos enseña que no todo es amargura y frustración, no todas son fotos feas de bichos sufriendo, no todo son tránsitos que no se consiguen, no todo es gente mala maltratando perros sin que se les mueva un pelo. No todo son palos en la rueda.

Por un momento el ángel nos mostró a todos que la magia es posible en el momento que menos te lo imaginás. Y lo que es más importante, que si no estuviéramos en ésto, todos los días a la hora que se pueda, dándole y dándole al Face sin piedad, desafíándolo con nuestra ansiedad...nos hubierámos perdido estas horas de luz durante las cuales seguimos atentamente los acontecimientos de Homero. Nos hubiéramos perdido ese calorcito que se te instala en el corazón cuando te decís "Caso Cerrado".

Pero cómo hubiera hecho este angelito si no existiera el Face ...?

Por eso hoy, hoy amo a Facebook.